¿Te has fijado que esta mañana ha salido el sol? Ha amanecido, la ciudad se despierta y tú también. Todo se pone en marcha y empieza el día. Se despierta la mente, nuestro cuerpo necesita movimiento y poco a poco, durante el día, esa actividad casi frenética empieza a apagarse. Nuestros pensamientos son más lentos, nos sentimos más pesados. Empezamos a tener sueño, se nos cierran los ojos, se apaga la mente, y solo tenemos ganas de tumbarnos y descansar. Eso, se llama BIORRITMO, el Ritmo de la Vida.
Todos los seres vivos están adaptados a ese ciclo del día y de la noche. Así como nuestro propio organismo, que sigue un patrón de actividad/descanso vinculado directamente con la luz solar. Hay luz, tendemos a la actividad; hay oscuridad, tendemos al descanso. Ese descanso reparador que nos mantiene en un ciclo constante de vida. Adaptarnos a esos ciclos, mantiene nuestra salud.
La Cronobiología, es la disciplina de la biología que estudia estos fenómenos periódicos en los seres vivos. Valorando, los ciclos temporales de los seres vivos, sus alteraciones y los mecanismos de regulación.
¿Sabías que, según la hora del día, nuestro cuerpo está más preparado para hacer algunas actividades u otras?
No tienes, por ejemplo, la misma capacidad de recordar algo a mediodía que a medianoche. O que tu estómago, está mas dispuesto a recibir comida a media mañana que por la tarde. O que tu temperatura corporal empieza a descender a las 9:00 de la noche. Y que el mínimo peso corporal se da sobre las nueve de la mañana, así que, ¡¡ya sabes cuándo pesarte!!
Si no forzamos nuestro cuerpo y seguimos los ritmos naturales, viviremos mejor, mantendremos mejor aspecto y una buena calidad de vida. Por eso, es tan importante dormir de noche, ajustando tus horas de sueño para que las siete u ocho horas recomendadas coincidan al máximo con la noche y con la oscuridad. Es en ese momento cuando el cuerpo produce más melatonina, ingrediente básico en la regeneración de nuestras células.
Cuando vaya atardeciendo, prepárate para el descanso, enlentece, para, enfúndate un pijama, y… ¡a dormir!
Felices sueños.